No hay todavía un tratamiento comprobado para revertir el daño articular ocasionado por esta enfermedad. El objetivo del tratamiento para la osteoartritis es disminuir el dolor y mejorar las funciones de las articulaciones afectadas. Por lo general, esto es posible mediante una combinación de medidas físicas y tratamiento farmacológico; en otras ocasiones, cirugía.
Medidas físicas: la pérdida de peso y el ejercicio físico son útiles para combatir la osteoartritis . El exceso de peso sobrecarga las articulaciones de la rodilla, las caderas y la zona lumbar. Por cada 10 libras de peso que pierde en 10 años, puede reducir la probabilidad de desarrollar osteoartritis de rodilla en un 50%. Los ejercicios pueden mejorar la fortaleza muscular, disminuir el dolor y la rigidez articular y la posibilidad de una discapacidad debido a esta afección. También son de utilidad los dispositivos de soporte (“de apoyo”), como ortesis o bastones, que lo ayudan a realizar las actividades diarias. Los tratamientos con calor o frío pueden ayudar a aliviar los síntomas de la osteoartritis durante un período breve.
Ciertos tratamientos alternativos, como los baños termales (tina caliente), los masajes y la quiropraxia pueden ayudar a aliviar el dolor por poco tiempo. Sin embargo, pueden ser costosos y se necesitan varias sesiones. Asimismo, los beneficios a largo plazo de estos tratamientos medicinales alternativos (a veces llamados complementarios o integradores) no están aprobados, pero se están estudiando.
Tratamiento farmacológico: las distintas formas de tratamiento farmacológico consisten en medicamentos tópicos, orales (por boca) e inyecciones (vacunas). Los medicamentos tópicos se aplican directamente en la piel, sobre las articulaciones afectadas. Estos medicamentos son crema de capsaicina, lidocaína y diclofenaco en gel. Los analgésicos orales, como el paracetamol, son los tratamientos iniciales más habituales. Lo mismo puede decirse de los antiinflamatorios no esteroides (que suelen denominarse AINE), que reducen la hinchazón y el dolor.
En 2010, el gobierno (FDA) aprobó el uso de la duloxetina (Cymbalta) para el dolor osteomuscular crónico (a largo plazo) provocado por la osteoartritis. Esta droga oral no es nueva. También se emplea para otras afecciones de salud, como trastornos de ánimo, dolor en los nervios y fibromialgia.
Los pacientes con dolor más intenso podrían requerir medicamentos más potentes, como narcóticos recetados. Las inyecciones articulares con corticoesteroides (a veces denominadas inyección de cortisona) o con una clase de lubricante llamado ácido hialurónico pueden proporcionar alivio del dolor ocasionado por esta enfermedad durante meses. Este lubricante se aplica en la rodilla y las inyecciones pueden ayudar a retrasar la necesidad de un reemplazo de rodilla por pocos años en algunos pacientes.
Cirugía: el tratamiento quirúrgico es una opción en casos graves. Por ejemplo, cuando la articulación está muy dañada o cuando el tratamiento médico no logra aliviar el dolor y el paciente tiene una importante pérdida de sus funciones. La cirugía puede implicar una artroscopía, la reparación de la articulación realizada mediante pequeñas incisiones (cortes). Si no se puede reparar el daño articular, tal vez deba someterse a un reemplazo articular.
Suplementos: se han utilizado muchos suplementos nutricionales de venta libre para el tratamiento de la osteoartritis. Muchos de ellos carecen de datos adecuados basados en investigaciones que avalen su eficacia y seguridad. Entre los más empleados están el calcio, la vitamina D y los ácidos grasos omega-3. Para garantizar la seguridad y evitar interacciones medicamentosas, consulte con su médico o farmacéutico antes de usar estos suplementos. En particular, cuando los combina con medicamentos recetados.