Todos los pacientes deberían recibir terapia física y hacer ejercicios dirigidos a las articulaciones. Los más recomendados son aquellos que promueven la elongación y movilidad espinales.
Existen muchas opciones de tratamiento farmacológico. Las primeras líneas de tratamiento son los AINE, como naproxeno, ibuprofeno, meloxicam o indometacina. Ningún AINE es superior a otro. Si se administran en la dosis y duración correctas, estos medicamentos ofrecen un gran alivio a la mayoría de los pacientes.
En caso de hinchazón localizada (no generalizada) de articulaciones, pueden ser eficaces con rapidez las inyecciones de medicamentos con corticosteroides en las articulaciones o en las vainas de los tendones (la membrana alrededor del tendón).
En pacientes que no responden a las líneas de tratamiento indicadas, podrían ser eficaces los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (o FARME) como la sulfasalazina (Azulfidina). Alivian los síntomas y pueden prevenir daños en las articulaciones. Esta clase de medicamentos es útil principalmente en personas con artritis que afecta también las articulaciones de brazos y piernas.
Si bien pueden ser eficaces, no se recomienda tomar corticosteroides por boca. Esto se debe a que la alta dosis necesaria puede provocar muchos efectos secundarios.
Los antibióticos son una opción solo para pacientes con artritis reactiva.
Los bloqueadores del TNF alfa (factor de necrosis tumoral alfa) (una clase más nueva de medicamentos conocidos como biológicos) son muy eficaces en el tratamiento de los síntomas de las articulaciones tanto espinales como periféricas de la espondiloartritis. Los bloqueadores de TNF alfa aprobados por la FDA para su uso en pacientes con espondilitis anquilosante son:
- infliximab (Remicade), que se administra en forma intravenosa (mediante infusión IV) cada 6 a 8 semanas en una dosis de 5 mg/kg;
- etanercept (Enbrel), que se administra mediante una inyección semanal de 50 mg bajo la piel;
- adalimumab (Humira), que se inyecta en una dosis de 40 mg cada dos semanas bajo la piel; y
- golimumab (Simponi), que se inyecta en una dosis mensual de 50 mg bajo la piel.
Sin embargo, el biologic tratamiento es costoso y tiene efectos secundarios, incluido un mayor riesgo de sufrir infecciones graves. Los medicamentos biológicos pueden hacer que los pacientes con tuberculosis latente (sin síntomas) desarrollen una infección activa. Por lo tanto, usted y su médico deberían sopesar beneficios y riesgos al evaluar el tratamiento con medicamentos biológicos. Las personas con artritis en rodillas, tobillos, codos, muñecas, manos y pies deberían probar una terapia con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) antes de someterse a un tratamiento anti-TNF.
El tratamiento quirúrgico es muy útil en algunos pacientes. El reemplazo total de cadera es muy beneficioso en personas con dolor de cadera y discapacidad debido a la destrucción de la articulación por la pérdida de cartílago. Rara vez es necesaria la cirugía espinal, excepto en casos de fracturas traumáticas (rotura de huesos debido a una lesión) o para corregir deformidades de flexión excesiva del cuello, en las que el paciente no puede enderezarlo.