El tratamiento varía según la actividad de la enfermedad del paciente, la ubicación y el alcance de la lesión, y si hay problemas relacionados. Una evaluación clínica cuidadosa es el principal método para controlar la esclerodermia. Se utilizan radiografías y tomografías computadas (TC) para observar las anomalías óseas. La termografía puede detectar diferencias en la temperatura de la piel entre la lesión y el tejido normal. La resonancia magnética (IRM) y la ecografía pueden ayudar en la evaluación del tejido blando.
El tratamiento actual se enfoca en controlar la inflamación, y esto disminuye el riesgo de sufrir problemas graves como diferencias en la longitud de los miembros, áreas de piel facial hundida, movimiento limitado de las articulaciones y problemas en los órganos internos. Los pacientes con esclerodermia lineal, lesiones en la cabeza, lesiones profundas o enfermedad diseminada, se tratan con medicamentos generales que inhiben el sistema inmunitario. Estos medicamentos son el metotrexato, el cual se administra mediante inyección o por vía oral una vez a la semana, y corticoesteroides, que se administran por vía oral (prednisona) o mediante infusión (metilprednisolona intravenosa).
Un ensayo clínico aleatorizado demostró que el metotrexato era mejor que el placebo para mantener el control de la enfermedad después del tratamiento inicial con corticoesteroides. Entre otros medicamentos inmunodepresores se encuentran el micofenolato mofetil, la ciclosporina y el tacrolimus. Se necesita más investigación para determinar el mejor tratamiento para la esclerodermia localizada. Los medicamentos inmunodepresores pueden exponer al paciente a una infección y tener otros posibles efectos secundarios, que el médico debería revisar.
Para los pacientes con una enfermedad superficial leve, generalmente se usan medicamentos tópicos para controlar la inflamación y suavizar la piel. Estos medicamentos son corticoesteroides, calcipotrieno, tacrolimus, pimecrolimus e imiquimod. Las cremas hidratantes pueden ayudar a proteger y suavizar la piel.
La fototerapia se ha utilizado para tratar a pacientes con una enfermedad superficial y diseminada. Se ha informado que los rayos UVB y UVA pueden ayudar. Es necesario realizar más estudios para evaluar los posibles efectos secundarios de exponer a los niños a altos niveles de luz ultravioleta.
La fisioterapia y la terapia ocupacional para mejorar la fuerza y la función es importante para los pacientes con debilidad muscular, diferencias en la longitud de los miembros y movimiento limitado de las articulaciones. Se deberá considerar la derivación temprana a una terapia para evitar la pérdida del movimiento y las funciones articulares.
No se recomienda la cirugía durante el tratamiento de la enfermedad activa. La cirugía podría ser necesaria para los pacientes con dolor o limitación grave, y puede mejorar la apariencia de los pacientes con lesiones faciales graves. Sin embargo, como la piel es anormal, podría haber una mala cicatrización y la cirugía podría desencadenar una agudización de la enfermedad en algunos casos. Puede utilizar maquillaje para que las lesiones sean menos notorias.
No se conoce la cura para la esclerodermia localizada. La enfermedad puede detenerse por si sola (remisión), pero no se sabe cuándo. Las lesiones de morfea circunscrita que no se extienden hasta tejidos más profundos podrían entrar en remisión a los pocos años, mientras que las lesiones de la esclerodermia lineal, especialmente en la cabeza o el cuero cabelludo, pueden permanecer activas por muchos años o incluso durante toda la niñez. Es importante que los pacientes con lesiones que involucran tejidos más profundos continúen controlándose al menos una vez al año, incluso después de detener el tratamiento, porque la enfermedad podría regresar (recidiva).