El tratamiento para la AR ha mejorado mucho en los últimos 30 años. Los tratamientos actuales le brindan a la mayoría de los pacientes un alivio bueno o excelente de los síntomas y les permiten seguir funcionando en los niveles normales o casi a esos niveles. Con los medicamentos adecuados, muchos pacientes no presentan signos de enfermedad activa. Cuando los síntomas están controlados en su totalidad, la enfermedad está en "remisión".
No hay cura para la AR. La meta del tratamiento es mejorar el dolor y la hinchazón en las articulaciones y mejorar su capacidad para realizar actividades cotidianas. Comenzar a tomar el medicamento tan pronto como sea posible ayuda a prevenir que las articulaciones tengan daños duraderos o posiblemente permanentes. Ningún tratamiento funciona para todos los pacientes. Muchas personas con artritis reumatoide deben cambiar su tratamiento por lo menos una vez durante su vida.
Por lo tanto, los pacientes con un diagnóstico de AR deben comenzar su tratamiento con medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, conocidos como DMARD. Estos fármacos no solo alivian los síntomas sino que también retardan el avance de la enfermedad. Con frecuencia, los médicos recetan DMARD junto con antiinflamatorios no esteroideos o AINE, o corticosteroides en dosis bajas para reducir la hinchazón y el dolor. Los DMARD han mejorado mucho el dolor, la hinchazón y la calidad de vida de casi todos los pacientes con AR. Pregunte a su reumatólogo sobre la necesidad de un tratamiento con DMARD, los riesgos y los beneficios de esos medicamentos.
Entre algunos DMARD comunes, se encuentran el metotrexato (Rheumatrex, Trexall, Otrexup, Rasuvo), la leflunomida (Arava), la hidroxicloroquina (Plaquenil) y la sulfasalazina (Azulfidine).
El oro es un antiguo DMARD que muchas veces se administra en forma de inyección en un músculo (como Miocrisina), pero también se da en píldoras, como auranofina (Ridaura). El antibiótico minociclina (Minocin) también es un DMARD, como lo es la azatioprina (Imuran) y ciclosporina (Neoral, Sandimmune, Gengraf). Estos tres medicamentos y el oro rara vez se recetan para la AR en la actualidad, dado que otros medicamentos funcionan mejor o tienen menos efectos secundarios.
Los pacientes con enfermedades más graves pueden necesitar medicamentos llamados modificadores de respuesta biológica o “agentes biológicos”. Pueden bloquear las señales químicas del sistema inmunitario que producen la inflamación y el daño de las articulaciones o tejidos.
Entre los medicamentos de este tipo aprobados por la FDA, se encuentran: abatacept (Orencia), adalimumab (Humira), anakinra (Kineret), certolizumab (Cimzia), etanercept (Enbrel), golimumab (Simponi), infliximab (Remicade), rituximab (Rituxan, MabThera), sarilumab (Kevzara) y tocilizumab (Actemra). En la mayoría de los casos, los pacientes toman estos medicamentos junto con metotrexato, ya que la combinación de medicamentos es más eficaz.
Los inhibidores de la quinasa de Janus (JAK) son otro tipo de DMARD. Es posible que a las personas que no puedan recibir un tratamiento con metotrexato solo se les recete un inhibidor de JAK como tofacitinib (Xeljanz) o baricitinib (Olumiant).
El mejor tratamiento para la AR exige algo más que medicamentos. La educación del paciente sobre cómo convivir con la AR también es importante. Para una atención adecuada se requiere con frecuencia la participación de un equipo de profesionales, incluidos reumatólogos, médicos de cabecera y terapeutas físicos y ocupacionales. Tendrá que consultar al reumatólogo con frecuencia durante el año. Estos controles permiten que el médico monitoree el curso de la enfermedad y examine si hay efectos secundarios de los medicamentos que toma. También es probable que deba volver a realizarse exámenes de sangre y radiografías o ecografías de tanto en tanto.