El componente fundamental de todas estas enfermedades es el propio sistema inmunitario del paciente, que favorece a la enfermedad. Por lo tanto, los tratamientos que actúan sobre el sistema inmunitario pueden ayudar a aliviar la enfermedad.
Si se requiere tratamiento, los fármacos utilizados pueden incluir medicamentos que combaten la inflamación muy rápidamente (p. ej., esteroides), medicamentos orales que cambian el curso de la enfermedad con el tiempo (p. ej., metotrexato) o, incluso, medicamentos biológicos más nuevos que cambian o desactivan partes del sistema inmunitario responsable de la enfermedad autoinmunitaria (p. ej., inhibidores de TNF, inhibidores de IL-6, etc.).
Estas drogas deprimen el sistema inmunitario, por lo que es esencial un control cuidadoso de los efectos secundarios. Solo un médico con experiencia con estos medicamentos y enfermedades, como un reumatólogo, debe supervisar los tratamientos.
Los nuevos tratamientos biológicos actúan sobre las moléculas pequeñas que organizan a nuestra propia respuesta inmunitaria. Estos medicamentos incluyen a los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), los inhibidores de la IL-6, los inhibidores de la interacción de las células T y B, entre otros.
Al usar una terapia dirigida específica contra los mensajeros específicos, es posible modificar la respuesta inmunitaria, ya sea para el lado bueno como para el lado malo. Cualquier cambio en el sistema inmunitario puede controlar la enfermedad, pero también puede enfrentarnos a riesgos diferentes, como a una infección, que su reumatólogo debe controlar.