Debe decidir qué información desea compartir con las personas que no pertenecen a su círculo íntimo de familiares y amigos. Este grupo puede incluir conocidos, vecinos o personas que le prestan servicios, como su peluquero o la persona que atiende en el almacén.
La artritis y otras enfermedades reumáticas relacionadas no siempre tienen síntomas visibles. Sin embargo, puede haber momentos de dolor y fatiga, o tener dificultades para hacer tareas habituales como levantar objetos de la casa o tomar las llaves.
Es posible que las personas no entiendan si parece tener problemas físicos o fatiga. Algunos pueden incluso ser escépticos respecto de que padezca una enfermedad, porque no pueden “ver” sus síntomas. En estos casos, piense cómo le gustaría responder.
La honestidad es importante. Sin embargo, no tema establecer límites sobre qué comenta, cuánto y cuándo. Si se encuentra con alguien con frecuencia, quizá convenga preparar una breve explicación de su diagnóstico, los síntomas y los problemas que puede experimentar. Por ejemplo, hágale saber a su peluquero por qué puede resultarle doloroso poner la cabeza sobre el borde del lavabo mientras le lavan el cabello, y analicen otras opciones para lograr esta tarea. Hágales saber a los vecinos que, a veces, la rigidez matinal puede dificultarle arrastrar los cestos de basura hasta la entrada para que los recojan. Si le ofrecen ayuda y se siente cómodo aceptándola, hágalo.
Es posible que le hagan preguntas sobre su enfermedad que no desea contestar. Es posible que le den consejos sobre tratamientos que no desea escuchar. En esos casos, es correcto que les agradezca su preocupación. Puede aclararles que trabaja junto con su reumatólogo para tratar la enfermedad. Exponga lo que lo haga sentir cómodo, y no tema descartar los consejos que no haya pedido.